Con el paso de los años el náutico se ha convertido en uno de los imprescindibles del verano. Un calzado muy versátil que permite llevarlo durante todo el día y en multitud de ocasiones y se adapta sin ningún problema. Más clásico en marrones o tonos 'navy' o con tintes más rompedores en colores intensos. Hay un náutico para cada tipo de persona y para cada momento.
Hoy nos planteamos la siguiente cuestión: ¿de dónde viene este tipo de calzado?.
Nos tenemos que remontar a principios del siglo XX cuando gracias al boom de la Costa Azul los deportes náuticos comenzaron a subir en popularidad. Las clases altas disfrutaban de largas jornadas a bordo de sus embarcaciones, pero se encontraron con el problema de que resbalan sobre la cubierta de las mismas con el calzado que llevaban habitualmente. Aquí radica la necesidad de un zapato que fuera antideslizante.
En el año 1935, Paul Sperry, un millonario americano fanático de los barcos, inventó un zapato de suela engomada y estriada que evitaba que se resbalara cuando estaba en alguno de sus barcos.
Según se cuenta en la industria, la idea le vino a Sperry a la cabeza un día de invierno cuando paseaba con su perro y se percató de que no se resbalaba sobre el hielo o la nieve. Con espíritu curioso observó con detenimiento las almohadillas de su mascota y vio que tenían la superficie estriada lo que le permitía mayor adherencia y estabilidad.
Comenzó a experimentar con un trozo de goma blanca al que le hizo unos cortes con su navaja y pegándola a su zapato. Ahí es donde surge la patente de la suela Razor-Siping.
Del mundo náutico saltó a la calle y a día de hoy es un zapato que podemos encontrar en el armario de millones de hombres en todo el mundo. Uno de los grandes aliados del verano, practiques o no los deportes náuticos.
Baileys cada verano presenta una serie de modelos de náutico acorde a las tendencias de cada temporada que consigue ser todo un éxito de ventas. ¿Has visto ya las propuestas para este verano 2016?
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